¿El tipo de cambio oficial podrá mantenerse «frenado»?.
Frente a un mundo nuevo, con aceleración inflacionaria y subas de tasas generadas por la recuperación pospandemia y la guerra en Ucrania, la única reacción del Gobierno fue aumentar el gasto público real. La fragilidad estructural y la ausencia de un plan sistémico ante el shock externo profundizaron los desequilibrios macroeconómicos en marcha, y la consecuencia inmediata fue más inflación y, desde principios de junio, una nueva crisis financiera.
La propuesta de ajuste fiscal y monetario decidido por la nueva ministra no está mostrando resultados aún y desde hace varias semanas la cotización de los dólares paralelos concentra la atención de todos los argentinos. No hace falta ser economista para entender las consecuencias de una brecha cambiaria sin ancla.
Vuelan los dólares financieros: ¿por qué?
En las dos primeras semanas de julio, el dólar financiero por excelencia, el contado con liquidación (CCL), un 24% respecto del promedio del mes pasado. El salto fue tan significativo que ya supera al de abril y octubre de 2020, cuando la pandemia estaba en su apogeo. Podemos distinguir dos factores centrales que explican esta dinámica cuasi explosiva.
En primer lugar, en los primeros meses del año los dólares paralelos crecieron por debajo de la inflación e incluso del dólar oficial. A mayo, el contado con liqui mostraba un valor promedio apenas 1% por encima de diciembre, mientras el oficial había aumentado 15,6% y la inflación un 29,3%. La diferencia de comportamiento se debe principalmente a que el acuerdo con el FMI provocó una caída de la brecha por debajo del 80% luego de cuatro meses de sostenerse en porcentajes superiores al 90%.
A partir del fuerte aumento de junio y julio, la evolución de los dólares financieros ya superó al oficial y seguramente cierre el mes a la par del crecimiento del índice de precios al consumidor. Ante la falta de respuestas ante una nueva y más alta nominalidad, era esperable el traslado a la cotización de los dólares financieros.
«La evolución de los dólares financieros ya superó al oficial y seguramente cierre el mes a la par del crecimiento del índice de precios al consumidor»
En segundo lugar, el salto es consecuencia directa de la imposibilidad del Banco Central de acumular reservas netas. El objetivo acordado con el FMI era de u$s5.800 millones para este año y las metas parciales de marzo y junio se cumplieron debido a factores extraordinarios. En el primer trimestre, gracias a los desembolsos netos del Fondo, y en el segundo, a la profundización del cepo que redujo a casi cero las importaciones en los últimos días del mes pasado. Esta medida generó un flujo mayor de pesos al contado con liquidación aumentando su cotización, no sólo porque algunas empresas dejaron de acceder al oficial sino también porque incrementó las expectativas de una fuerte devaluación.
Tensión por el dólar: ¿asoma una devaluación?
Mientras las semanas pasan y la brecha cambiaria sigue creciendo, gana fuerza la idea de una fuerte devaluación como destino inexorable pero también como solución. Ante ese escenario, y como es lógico, el equipo económico sostiene sentirse cómodo con el nivel actual del tipo de cambio. Si analizamos a su versión real multilateral, vemos que está en niveles de principios del 2018.
Ya se evaporó la competitividad que generaron las fuertes devaluaciones de los últimos dos años de la gestión Cambiemos, que como consecuencia también dejaron 30 puntos más de inflación a diciembre del 2019 respecto al 2017. Y es allí donde la historia reciente toma más relevancia: devaluar en un contexto de inestabilidad política, por fuera de un plan integral y con una inflación a diciembre ya en 80% puede ser mucho más dañino de lo que los inversores proyectan.
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La presión sobre el tipo de cambio es consistente con una economía que históricamente demanda más dólares de los que genera. Un problema que se agravó en los últimos años por la necesidad de enfrentar una abultada deuda en dólares. Pero imaginar que la solución recae únicamente en un salto del dólar oficial es reduccionista; no se puede sintetizar el problema de una organización económica disfuncional en un único precio. Eso lo debería entender más el gobierno que los mercados financieros.
Fuente: iProfesional