Las firmas argentinas deben adaptarse a grandes cambios en la política económica y fiscal en Argentina. ¿Qué detalles tienen que considerar?
La economía argentina ha atravesado en los últimos años un complejo proceso inflacionario que ha impactado significativamente en la toma de decisiones financieras de empresas y particulares. La aceleración en el ritmo de la suba de precios, junto con el incremento de las tasas de interés, ha llevado a muchas compañías a buscar mecanismos de resguardo para preservar el valor de sus disponibilidades, aumentando la inversión en activos financieros.
Ante esta realidad incómoda, ha habido adaptaciones en el marco normativo del Impuesto a las Ganancias, pero estas han sido parciales o poco claras, generando inconsistencias y diferencias en el tratamiento de un mismo rendimiento según el vehículo de inversión.
Inversiones, inflación e impuestos: empresas argentinas se adaptan
Por ejemplo, las acciones y los Fondos Comunes de Inversión (FCI) no reconocerán el resultado por tenencia ni la diferencia de cambio durante el período de tenencia. En su lugar, tributarán únicamente sobre la diferencia entre el precio de venta o rescate y el costo de adquisición actualizado. Además, estos activos no se considerarán expuestos a la inflación salvo que hayan sido vendidos durante el período, no generando pérdidas por aplicación del IPC en el balance fiscal.
En forma totalmente opuesta, otros activos financieros como títulos públicos argentinos y obligaciones negociables, reconocerán el resultado por tenencia cada año, ajustando su valuación a la cotización al cierre, y en paralelo sí serán considerados expuestos a la inflación, generando pérdidas por aplicación del IPC en el balance fiscal (incluso si no se venden en el período).
Muy diferente es el tratamiento de los resultados provenientes de la venta de Certificados de Depósito Argentinos (CEDEAR), los que se calcularán a «moneda dura» (valor de venta en dólares menos costo en dólares), quedando la diferencia de cambio implícita en la operación, excluida del impuesto. Mientras tanto, por regla general, otras diferencias de cambio pagan impuesto en las empresas.
Otro punto relevante en el tratamiento de las operaciones financieras se vincula a la regla de separación que rige a los quebrantos que pudieran generarse si en un período cualquiera hubiera pérdidas. Los quebrantos provenientes de la enajenación de ciertos activos solo pueden compensarse contra ganancias de la misma fuente y clase. Por lo tanto, debe estarse atento a evitar que la inversión en distintos instrumentos genere una doble carga: obligación de pagar impuesto, por una parte, e imposibilidad de compensar pérdida por la otra.
El tratamiento impositivo de los resultados financieros en el Impuesto a las Ganancias sigue presentando importantes desafíos para las empresas que operan en el mercado financiero local. Si bien se han incorporado ciertas modificaciones normativas para mitigar el impacto de la inflación, la falta de un criterio uniforme y la existencia de disposiciones dispares generan incertidumbre y dificultan el accionar libre de las empresas. Es necesaria una reforma integral que brinde mayor previsibilidad y equidad en el tratamiento de estas rentas.
Fuente: iprofesional
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