La ministra de Economía está obligada a dar señales para todos lados: banqueros, inversores y empresarios. Expectativa por sus primeras definiciones
Cristina Kirchner dio en su último discurso un indicio de lo que le pide a Silvina Batakis, la designada ministra de Economía: «Persuadir con hechos y con ejemplo». La economista va a necesitar de ambas cosas para evitar un agravamiento de la crisis de confianza: un gran poder de persuasión y también una acumulación de hechos que aleje la posibilidad de una brusca suba del dólar y devaluación del peso.
Con la designación de la ex ministra de Daniel Scioli en la provincia, entre 2015 y 2019, Fernández se juega a que Cristina Kirchner deje de complotar contra su administración. Al menos por un tiempo.
La primera pregunta que surge es dónde quedará el cumplimiento (o el intento al menos) del acuerdo con el FMI. ¿Retomará Batakis los aumentos de tarifas y la quita de subsidios anunciada por Martín Guzmán, y que fueron el último cortocircuito que lo decidió a renunciar a su puesto?
Lo que queda claro tras el sorpresivo anuncio en la noche del domingo es que Alberto Fernández se resignó a no dar un shock de confianza que estabilice el mercado del dólar.
Una cosa era, como se especuló desde la carta de Guzmán, probar con Sergio Massa y su equipo de colaboradores al frente de la economía. Y otra muy diferente capear la crisis con Batakis, que llegó a ese lugar por sugerencia de Cristina Kirchner.
Desde Wall Street, varios bancos advirtieron a sus clientes que la nominación de la economista bonaerense implicaría un giro hacia la heterodoxia. Y que, en ese contexto, habría que aguardar un aumento de la presión cambiaria.
La idea prevalente en el mercado era que, ante un escenario de por sí muy frágil, la asunción de Batakis quitará otro ancla a la economía. Por lo menos hasta que quede bien en claro el perfil que la nueva ministra le dará a su gestión y, puntualmente, qué hará con el Fondo Monetario.
Desde el punto de vista cambiario, es muy probable que se vea un ensanchamiento de la brecha cambiaria. En la noche del domingo, era la máxima preocupación de banqueros y empresarios.
«Todos vamos a cuidar los stocks. ¿Quién va a salir a vender mercadería ante semejante incertidumbre?», planteaba el dueño de un supermercado mayorista. en diálogo con iProfesional.
El último viernes, el Banco Central se vio obligado a vender u$s190 millones en el mercado para evitar una devaluación. Prosiguió a cuatro días de compras de divisas en forma masiva (por un total de u$s1.500 millones), por obra y gracia de un bloqueo total de importaciones.
En este contexto, Miguel Pesce, titular del Banco Central, dejó trascender que se mantenía firme en su puesto. Se trata de un funcionario cercano al Presidente, y valorado en el mercado.
Cuidar los dólares, el desafío: ¿vienen medidas al límite?
La última medida tomada por el BCRA, antes del fin de semana, da cuenta del momento límite en el que se encuentra la economía: la autoridad monetaria prohibió el financiamiento en cuotas de las compras en el exterior, bajo la modalidad del «puerta a puerta».
Por esa vía se va una cantidad insignificante de divisas para un país como la Argentina, que este año bordeará los u$s90.000 millones en exportaciones. ¿Cuántos argentinos hacen compras por esos portales con un dólar (turista) de $214?
Esa decisión no sólo da indicios del actual escenario corrosivo. También prepara el terreno para futuras medidas. ¿Las habrá?
Miguel Pesce asegura a quien lo escucha que no resulta nada conveniente restringir operaciones con las tarjetas de crédito que los argentinos utilizan cuando viajan al extranjero. «Dispararía la brecha. Sería peor el remedio que la enfermedad», argumenta.
Entre enero y mayo, los argentinos gastaron u$s1.226 millones con tarjetas de crédito, el triple que en el mismo lapso de un año atrás. Sin embargo, la opción no podría descartarse si el flujo en el mercado cambiario no se da vuelta y las reservas no mejoran de manera consistente.
Fuente: IProfesional