Se viene una licitación clave, que tendrá impacto en el mercado cambiario. La inflación se recalentó durante las últimas jornadas.
En la Argentina del día a día, en la que cada jornada se juega si el valor del dólar financiero se encarama a un nuevo récord y las presiones devaluatorias derivan en un salto inflacionario mayúsculo, esta semana habrá un nuevo desafío por cumplir: la próxima licitación de la millonaria deuda en pesos.
En las últimas horas, el Gobierno encabezó una intensa negociación con los principales bancos del sistema financiero para evitar que esa licitación de bonos del Tesoro termine en un fracaso.
Esta semana, el Tesoro tendrá la obligación de financiar la friolera suma de $483.000 millones. Aproximadamente, la mitad de ese monto está en poder de bancos e inversores particulares. La otra mitad está en manos del propio Estado.
Silvina Batakis necesita dar una señal contundente al mercado de que es capaz de refinanciar esa deuda en pesos, que de otra forma irá inexorablemente a buscar dolarizarse en el mercado alternativo, poniendo todavía más presión sobre la brecha cambiaria.
Para lograrlo, habrá una «fuerte» suba de la tasa de interés, de acuerdo a lo conversado con los bancos participantes.
La estrategia de Batakis busca contrarrestar la que desde el Banco Central mantiene Miguel Pesce, quien mantiene intacta la tasa de interés de referencia desde mediados de junio, a pesar del brutal salto de la brecha cambiaria.
Batakis, urgida de lograr una licitación exitosa para evitar que los pesos se vayan al dólar.
La ministra de Economía no sólo tiene ese compromiso clave para seguir adelante sin una devaluación en el mercado oficial.
Batakis viaja hacia los Estados Unidos para verse frente a frente con las autoridades del Fondo Monetario, en lo que será su primer contacto directo con Kristalina Georgieva en el comienzo de la semana.
No sólo habrá diálogo sobre las metas con el organismo, que seguramente habrá que actualizar. Batakis ya dijo que su idea es cumplir con el FMI, con las metas firmadas por su antecesor, Martín Guzmán. Será todo un desafío para la ministra: Guzmán fue un interlocutor privilegiado del organismo y tenía muy aceitados todos los contactos con los funcionarios. Para acceder a ese diálogo, la titular del Palacio de Hacienda vino conversando con el staff del Fondo casi a diario.
La otra cuestión, sin dudas, se relaciona con la oferta de divisas en el mercado local: por eso, está en marcha una negociación con las cerealeras. Antes de viajar a Roma, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, quiso avanzar en un pacto que logre acelerar las liquidaciones de divisas. Un contacto informal con Cristina Kirchner lo convenció de abandonar esa posibilidad.
El escenario cambió durante la semana pasada: el dólar paralelo a $338 y el contado con liquidación a $327 -ampliando la brecha al 151%- le dio una lógica dosis de poder a Batakis para avanzar por esa misma instancia. Así, urgido por fortalecer las reservas del Banco Central en medio de un contexto de tensión cambiaria, el Gobierno intentará que las cerealeras exportadoras aceleren las liquidaciones de divisas en las próximas semanas. Por la incertidumbre cambiaria, esas ventas se han desacelerado, en un escenario en el que los productores de soja también se muestran mucho más conservadores.
No está claro si finalmente esa cuestión se cerrará mediante una baja temporal de las retenciones a las exportaciones de soja. En cambio, un tipo de cambio diferencial conlleva otros riesgos: que el mercado perciba a ese desdoblamiento como el primer paso hacia una devaluación del dólar oficial.
El Gobierno se enfoca en destrabar la liquidación de los dólares del campo.
La semana pasada marcó fuertes alzas en los precios en distintos rubros de la economía. Ya no sólo en algunos sectores como la construcción y los electrodomésticos, atados a la suerte del mercado de cambios, sino también en diversos productos de la canasta básica. Sobre todo azúcar, harinas y aceites.
Un relevamiento de la consultora PxQ, dirigido por el economista Emmanuel Álvarez Agis, detectó alzas de 20% en las harinas en una sola semana. En azúcar, la suba fue del 9,2% mientras que en los aceites, del 6,4%.
Se trata de subas que podrían quedar añejas en las próximas horas si el Gobierno no da muestra de tener bajo control al mercado cambiario.
Algunos de los insumos clave que utilizan las compañías que fabrican también se desmadraron en las últimas jornadas. Algunos ejemplos: cajas de cartón: +30%. Las cartulinas, un 35% y las etiquetas para rotular los envases, hasta un 50%. Lo mismo va para otros insumos, como los químicos. Las esencias se encarecieron 50% en una semana.
Las empresas de la alimentación, prevén una aceleración inflacionaria para el comienzo de agosto. Es un dato que preocupa si se tiene en cuenta que se habla en este caso de la canasta básica alimentaria, que incluye desde aceites hasta fideos o arroz, cuyos precios vienen subiendo en línea con la inflación pero bien por detrás de los números exagerados de los rubros que más dependen de las importaciones.
Para este mes, las consultoras que monitorean la evolución de los precios estiman que la inflación superaría el 7%, con lo que julio se convertiría en el mes más caliente. Incluso por encima del 6,7% de marzo último. El escenario es compartido desde el Banco Central, donde los datos de alta frecuencia de la primera quincena del mes dan cuenta de esa misma dinámica.
Fuente: IgnacioOnline