Supermercados y fabricantes se echan culpas por la disparada de las últimas dos semanas. ¿Cómo cerrará la inflacón del mes de julio?
Aunque el INDEC lo difundió en la tarde de ayer, nada queda ya más viejo que el índice de inflación de junio. La dinámica de los precios volvió a acelerarse en las últimas dos semanas, con lo cual el IPC del mes pasado -que fue del 5,3%- sólo servirá a los fines estadísticos.
Lo que existe ahora es otra cosa: una nueva escala en el escenario inflacionario. A tal punto que algunas consultoras, como la que dirige Orlando Ferreres, estima que el índice de precios de julio podría trepar hasta el 8%. Nada descartable. De hecho, en las últimas cuatro semanas, la inflación -según Ferreres- fue del 7,2%.
Aquella promesa de Martín Guzmán de que la inflación de marzo -del 6,7%- iba a ser la más alta del año, ahora entró en una peligrosa posibilidad de que no pueda cumplirse.
Este escenario no sólo genera máxima preocupación en los despachos oficiales. Provoca un clima exasperado entre los empresarios. Los ejecutivos buscan cubrir sus activos en medio de un panorama complicado, que se agravó con la disparada de la brecha cambiaria ya que impregna mayor incertidumbre al cuadro.
La última ola de remarcaciones provocó una nueva tensión entre el Gobierno y los empresarios. Por un lado, con los fabricantes de alimentos y, por el otro, con las grandes cadenas de supermercados. Ante el Gobierno ambos sectores se echan culpas por los aumentos récord.
Subas de precios: ¿quién tiene la razón?
El Gobierno detectó que en las últimas dos semanas hubo alzas de hasta 20% en productos de la canasta básica en las góndolas de los supermercados. Ocurrió en algunas categorías de primeras marcas. Desde yerbas a lácteos (sobre todo en las cremas) y también en algunos rubros como congelados. También en algunas marcas de fideos y en mayonesas y aceites, un segmento que viene complicado también por el abastecimiento ante el salto de precios a nivel mundial generada tras la guerra en Ucrania.
Los fabricantes de alimentos aseguran que ellos no fueron los impulsores de semejantes incrementos en los precios.
Las listas de precios a los que tuvo acceso iProfesional -todas emitidas por empresas líderes de la alimentación- dan cuenta de alzas promedio de entre 5% y 6%. Un porcentaje que fue del 8% al 10% en el caso de las lácteas y de las empresas de bebidas.
Se trata de ajustes por debajo, en la mayoría de los casos, de lo que muestran las góndolas de las grandes cadenas. ¿Y entonces?
Supermercados, ¿los malos de la película?
Los supermercadistas suelen argumentar que sus márgenes de ganancias no se mueven, que suelen ser muy pequeños, y que dependen de las listas de precios que les hacen llegar sus proveedores, sean éstos grandes o Pymes.
En este caso, ahora, hacen hincapié en la falta de certezas sobre lo que viene. No sólo en cuanto a la economía del país (que nadie sabe) sino a la política comercial que desplieguen sus proveedores, los fabricantes.
El argumento es que los fabricantes no les aseguran la reposición de la mercadería y que en algunos rubros imponen topes a los pedidos. En ese contexto, afirman «off the record», no queda otra que agrandar los márgenes.
Hay algo cierto bajo el actual escenario: La consigna de los empresarios -tanto grandes, pequeños o medianos- es preservar los stocks, en medio de la agitación en el mercado cambiario.
Desde varias empresas líderes de la alimentación dijeron a iProfesional que se están manejando con «mucha prudencia» en materia de las entregas ya pactadas.
Hay otra cuestión: las trabas a las importaciones por la escasez de dólares, que también condimenta un escenario de por sí muy complicado.
El pedido de los funcionarios esta última semana fue contundente, y desesperado: reclaman a las principales empresas de la alimentación que «moderen» las subas de los precios.
Estabilizar el dólar, sí o sí
A pesar de los anuncios de comienzos de semana, con una señal clara de la búsqueda de una moderación fiscal, Silvina Batakis no logró, al menos por ahora, una estabilización del mercado cambiario.
La brecha entre el dólar oficial y el contado con liquidación en el 128% luce inviable para lo que viene. El dólar de $290 en ese mercado alternativo es un precio de riesgo total, que da cuenta más de un empeoramiento de la crisis que a una eventual mejoría. Ni siquiera pensando en una resolución.
La brecha en esos niveles implosionan cualquier idea de bajar el ritmo inflacionario. Básicamente porque obliga al Gobierno a mantener las restricciones a las importaciones, que les incrementa los costos a los empresarios. Y empeoran las expectativas.
Por eso mismo, Daniel Scioli les prometió a supermercadistas y fabricantes que irán flexibilizando el acceso a los dólares para las compras en el exterior.
Más allá de las promesas, lo que parece claro es que el Gobierno tendrá que ser muy riguroso en el control del acceso a los dólares oficiales baratos. No hay margen para perder reservas.
Fuente: iProfesional