El debate interno del Gobierno sobre la tasa de interés: ¿suben para frenar la corrida al dólar?

Las tasas negativas ya no son vistas como «instrumento keynesiano», sino como un factor que acelera la corrida al dólar. Presión al BCRA por una corrección

El ruido en torno a una eventual devaluación o desdoblamiento cambiario como resolución inexorable de la crisis financiera ha dejado en segundo plano otros temas que, sin embargo, también aparecen en el menú de medidas de emergencia. Un ejemplo claro de ello es la tasa de interés, que sigue siendo fuertemente negativa, en contra del compromiso asumido con el Fondo Monetario Internacional.

Y la nota extraña de los últimos días es que el reclamo por una suba en las tasas ya no se restringe exclusivamente a los economistas «ortodoxos» sino que desde el propio kirchnerismo se empiezan a escuchar quejas por la existencia de un subsidio estatal a los mismos empresarios que demandan divisas.

El debate se intensificó a partir de la escapada del blue y de las noticias sobre el volumen de soja retenido en las silobolsas. De acuerdo con estimaciones de la Cámara de la Industria Aceitera, ese stock asciende a unos 29 millones de toneladas, que a la cotización de hoy equivale a unos u$s15.000 millones.

La protesta que se hace en la interna del propio Gobierno es que esos mismos productores rurales -para los cuales se especula con alguna medida de incentivo que implicaría una pérdida de ingresos fiscales- se están viendo beneficiados por tasas activas en torno al 60% anual en el sistema bancario. Dado que la expectativa inflacionaria ya está bien por encima de 80% para el año, esto implica que el productor agropecuario, a la hora de decidir cómo financiar los costos de la próxima campaña, tenga mayor incentivo en endeudarse en pesos que en apurar la venta de la soja.

Nuevo motivo de pelea interna el el Gobierno: ¿los mismos sojeros que retienen producto en silobolsas son beneficiados con crédito subsidiado?
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La tentación del crédito prendario
Y, de hecho, la compra de maquinaria agrícola es uno de los rubros que está creciendo, de la mano de la financiación. Las estadísticas más recientes, correspondientes al primer trimestre, marcan que, medida en cantidad de unidades, la venta del rubro de cosechadores crece al 43% interanual, mientras los tractores lo hacen al 26% y las sembradoras al 19%.

De la misma manera, se están beneficiando compradores de bienes de consumo de alto valor, como los autos. Una situación que tiene como protagonista a una clase media-alta que, simultáneamente, adquiere dólares para atesoramiento o para vacacionar.

«Los concesionarios nos estamos desestockeando cada vez más porque la gente entiende que sigue siendo un excelente momento para comprar autos, motos y maquinarias agrícolas. El momento de las oportunidades es ahora», argumenta Ricardo Salomé, presidente de ACARA, la gremial de concesionarias automotrices.

Y a pesar de las dificultades que implica la restricción de dólares para la industria, y que está ralentizando la oferta, sobre todo en el rubro de autos cero kilómetro, el directivo se muestra optimista sobre la posibilidad de vender este año 400.000 unidades -una cifra modesta en términos históricos, pero que implicaría una mejora de 5% respecto del año pasado.

Los últimos números sobre créditos prendarios dan la pauta de cómo las tasas están resultando atractivas para los usuarios, sobre todo cuando se trata de comprar bienes durables que, a la hora de la evaluación económica, son valuados por la sociedad argentina en términos de dólares.

Hablando en números, mientras la cantidad de autos vendidos muestra una escasa variación respecto del año pasado, los créditos prendarios para adquirir vehículos nuevos suben a un 13,4% anual. Y el fenómeno es particularmente visible en el mercado de los autos usados, donde las prendas crecen a un impactante 38%.

Es así que los consultores le están recomendando a sus clientes tomar crédito para financiar capital de trabajo, y argumentan que es una opción más conveniente que vender dólares.

«Agotaría todas las instancias para no vender ningún tipo de mercadería, incluido dólares, primero tomaría financiamiento, ya que las tasas son negativas contra la inflación», grafica Salvador Di Stefano, uno de los consultores más influyentes en el ámbito agropecuario. Su argumento que tanto la maquinaria como los vehículos y las propiedades están «en oferta» cuando se considera su valor en dólares.


El debate interno del Gobierno sobre la tasa de interés: ¿suben para frenar la corrida al dólar?
Tasas: de instrumento recesivo a medida estabilizadora
En otras circunstancias, esta situación habría sido un motivo de festejo para un Gobierno de orientación económica «keynesiana». De hecho, la exigencia, por parte del FMI, de que las tasas de interés fueran positivas fue uno de los motivos de irritación más fuerte para el kirchnerismo cuando se dieron a conocer los términos del acuerdo.

Después de todo, ese compromiso asumido por Martín Guzmán no se diferenciaba del que, durante la gestión macrista, había asumido el entonces titular del BCRA, Guido Sandleris, quien en su celo por el recorte monetario había llevado la tasa por encima del 70%.

Sin embargo, a medida que se agudizó la escasez de dólares en las arcas del Banco Central, ese rechazo ideológico por las tasas reales positivas empezó a ser objeto de revisión y debate, al punto que hoy también desde la interna oficialista se plantea que una suba de tasas podría implicar efectos benéficos.

Si bien persiste el temor a un enfriamiento de la actividad para el segundo semestre -el principal argumento usado hasta ahora para justificar las tasas negativas- ahora se está imponiendo la idea de que ese sería el «mal menor» a pagar para atenuar el problema de la escasez de divisas y una eventual devaluación.

Un informe de PxQ, la consultora del «ministeriable» Emmanuel Álvarez Agis, plantea que la crisis ha sido agravada por decisiones erróneas del Gobierno, y destaca la tasa de interés como centro de esa situación.

«La política monetaria parece empecinada en regalar los pesos con los cuales se hacen las corridas en los dólares paralelos. Se observa que la política monetaria del BCRA es completamente expansiva, con tasas de interés en términos reales negativas en el orden del -35%/ -40% anual», apunta el influyente economista.

Y argumenta que, en este contexto, es el propio Banco Central el que está financiando la corrida: «Además de tener una política monetaria expansiva, la configuración de la política monetaria y cambiaria implica que la respuesta óptima del sector privado es tomar pesos para no vender dólares, o bien tomar pesos para comprar dólares: la tasa de devaluación se encuentra permanentemente por encima de la tasa de inflación, una diferencia que crece a lo largo del tiempo».

En medio de la escapada del dólar blue, en el oficialismo se recalentó el debate sobre si una suba de tasas es la forma de cortar la corrida
En medio de la escapada del dólar blue, en el oficialismo se recalentó el debate sobre si una suba de tasas es la forma de cortar la corrida
Lo cierto es que ya se debate abiertamente, en medios afines al oficialismo, la necesidad de un ajuste con componentes clásicos, empezando por un aumento en el tipo de cambio oficial, como forma de reducir la brecha con el dólar paralelo, que en el momento más agudo de la corrida llegó a 160%.

«También debería incluir algún esquema de desindexación para frenar la inercia inflacionaria y un largo período de tasas de interés positivas para recuperar el valor del peso. Obviamente un programa de este tipo significa inicialmente un freno de la economía, pero el freno es a su vez necesario para acumular reservas, que serán la garantía de que el plan funciona», opinó el economista Claudio Scaletta, uno de los más influyentes entre los consultores cercanos al peronismo.

Del otro lado del mostrador, las consultoras más cercanas a la ortodoxia marcan la urgencia de medidas en ese mismo sentido. Por caso, Ecolatina destaca que, con u$s950 vendidos cuando todavía faltan cinco días hábiles para terminar el mes, el Banco Central está pasando uno de sus peores situaciones de salida de capitales desde el invierno de 2020.

«Medidas fiscales y monetarias (y, probablemente, sobrerreacciones en esta materia) posiblemente sean necesarias para frenar la corrida cambiaria», agrega el informe de la consultora.

El Banco Central, bajo presión
En lo que va del año, el Banco Central ya retocó seis veces la tasa de interés, pero siempre tuvo que «correr de atrás» a la inflación, con lo que los rendimientos no lograron quedarse en terreno positivo.

Para sorpresa del mercado, no subió la tasa luego de conocerse el dato de la inflación de junio. Esto dio lugar a versiones sobre una disputa entre el titular del Central, Miguel Pesce, y el renunciado Guzmán, que afirmaba que la expectativa de subas de tasas jugaba en contra de las posibilidades de «rollear» los vencimientos de deuda del Tesoro.

Miguel Pesce y Silvina Batakis, ante la disyuntiva de hace un apretón monetario o de mantener tasas bajas para fomentar la actividad productiva
Miguel Pesce y Silvina Batakis, ante la disyuntiva de hace un apretón monetario o de mantener tasas bajas para fomentar la actividad productiva
Lo cierto es que el Central comunicó hace una semana la implementación de un «corredor de tasas», donde el piso estará marcado por los «pases pasivos» -depósitos de los bancos en el BCRA- y el superior por las letras del Tesoro.

Desde la óptica de Pesce, esta medida cumple con los requisitos de ayudar al Tesoro en sus licitaciones -evitando que los bonos sufran la competencia de las Leliq- pero, al mismo tiempo, marcar una voluntad de converger al terreno de las tasas positivas.

Sin embargo, ante la agudización de la tensión cambiaria, se han renovado las presiones para que la tasa de referencia sufra un incremento que implique una señal al mercado para atenuar el impacto inflacionario y la caída en la demanda de dinero.

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Y, claro, al reclamo del mercado local se suma el del FMI, cuya directora, Kristalina Georgieva, acaba de analizar la situación económica junto a Silvina Batakis. Si de algo se preocupó de dejar en claro la ministra desde su primero día de gestión es que piensa respetar los términos del acuerdo «stand by». Pero, por lo pronto, ya se está incumpliendo las sugerencias de mantener la tasa de interés en campo positivo y de no incurrir en atraso cambiario.

Fuente: IProfesional