En un año marcado por la pandemia, la presión tributaria registró un alza respecto del año anterior, de acuerdo a la estimación de la consultora Ecolatina.
A pesar de que durante el año de la pandemia, la recaudación impositiva sufrió un retroceso en términos reales cercana al 7%, la presión tributaria registró un alza respecto del año anterior, de acuerdo a la estimación de la consultora Ecolatina.
El año pasado, la recaudación a nivel nacional representó 24,8% del PIB, 1,4 punto por encima de lo ocurrido en 2019. Según Ecolatina, se trató del mayor registro de los últimos cuatro años. En el año inicial del mandato de Mauricio Macri.
¿A qué se debió? ¿Por qué creció la presión tributaria? Básicamente por algunos cambios.
En el análisis de Ecolatina, «esto tuvo lugar debido al mayor peso de los impuestos que gravan los ingresos y el patrimonio. El aumento de la presión tributaria está vinculada a la suba del impuesto a las ganancias y los bienes personales y la creación del impuesto PAIS, cambios introducidos tras la sanción de la Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva».
Un repaso por la perfomance de los principales impuestos da una idea cabal de lo sucedido en materia impositiva el año que acaba de finalizar.
Dice el informe de Ecolatina que en el caso del IVA y también en aquellos tributos que gravan la seguridad social, la recaudación se mantuvo constante en relación al Producto Bruto.
Entre ambos rubros representaron alrededor de 12,5% del PIB.
En cambio, hubo una pérdida en el caso de los impuestos vinculados al comercio exterior (derechos de exportación y de importación), que descendieron del 2,6% al 2,2% del Producto.
«La mayor presión tributaria se explica por la mayor relevancia de Bienes Personales (pasó de 0,1% a 0,8% del PBI); del Impuesto a las Ganancias (5,1% a 5,5% del PBI); y por el impuesto PAIS que comenzó a tener vigencia a comienzos del año pasado (representó 0,5% del PBI)», enfocan los especialistas de Ecolatina.
Para tener una idea, estos tres gravámenes lograron una recaudación equivalente a 7% del PIB el año pasado, nada menos que dos puntos por encima de la perfomance de 2019, cuando habían llegado a 5% del PIB.
Bienes Personales pudo recaudar más por el simple hecho de que en el último año no se actualizó el mínimo no imponible. Hasta ahora, el mínimo exento asciende a $2.000.000, al importe excedente se le aplican alícuotas progresivas, siendo más altas las que se usan para los bienes que están en el exterior. Según la última modificación -de finales de 2019-, la alícuota fue elevada de 0,75% a 1,25% como máximo, pero en el caso de bienes en el exterior sube a 2,25%.
Para Ecolatina, se trató de una mayor presión tributaria «progresiva». «Impactó más en quienes poseen mayores ingresos y bienes, y quienes quisieron dolarizar ahorros en moneda local en mercado oficial (se vieron afectados por el impuesto PAIS pero sus tenencias se revalorizaron en el mercado paralelo)».
Las perspectivas para 2021
«El espacio para continuar incrementando la presión tributaria es mínimo, por lo menos hasta que la economía no vuelva a crecer genuinamente, léase por arriba de los niveles pre-pandemia», refiere Ecolatina.
Obviamente, la suerte de la recaudación impositiva estará vinculada a la potencia de la recuperación de la actividad económica. Algo que estará a su vez ligado a que decaigan los contagios de Covid, con la llegada masiva de la vacuna, algo que todavía no resulta claro.
«Si el consumo y el mercado laboral no muestran un mayor dinamismo en los próximos meses -el IVA y la Seguridad Social representan alrededor de la mitad de la recaudación, y la aceleración de la inflación no frena, los recursos tributarios podrían volver a caer en términos reales», concluye Ecolatina.
«Por el contrario, si la recuperación es significativa la presión tributaria podría aumentar si el gobierno logra captar lo que espera (alrededor de 0,5% del PBI) con el Impuesto a las Grandes Fortunas este año, del cual todavía no se conoce la reglamentación».
Fuente: iProfesional