Empleados «antivacunas»: ¿qué hacer con quienes no quieren inocularse contra el coronavirus?

No existe una ley que obligue a estar vacunados para volver al espacio de trabajo, pero al mismo tiempo las empresas señalan el aumento de los costos.


Con la vuelta a la oficina ya en marcha, no fueron pocos los que se preguntaron qué pasará con los colaboradores que no quieren vacunarse. Aunque en la Argentina los porcentajes de población que resiste a inocularse es bajo, igualmente se escucharon rápido las voces de quienes llamaron a tomar medidas para asegurar que el compartir un espacio laboral sea seguro para todos.


«Lo primero que debemos tener en cuenta es que, con protocolos, mucho antes de que estén las campañas de vacunación activas, ya estábamos volviendo a nuestros lugares de trabajo. Incluso, muchos trabajadores nunca dejaron de ir a locales, fábricas y oficinas. Hoy estamos mucho mejor en este sentido», resalta Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina.


Para esta especialista es importante reconocer todo lo que hemos aprendido acerca de cuidarnos para no contagiarnos en este año y medio que ya llevamos de pandemia. «Incluso, en nuestro país no tenemos el problema que tienen otros, como los Estados Unidos donde no pueden pasar del 57% de la población vacunada y no por el ritmo de la campaña, sino porque los que faltan no quieren vacunarse», agrega Ávila.


«En las empresas lo que hoy se ve es que hay una convivencia buena entre los colaboradores, incluso se percibe un interés por estar atentos a la llegada del turno para la segunda dosis, los compañeros se preguntan y, si alguno no quiere vacunarse, le hablan para convencerlo. En este sentido, no vemos un rechazo social al no vacunado. La censura social aparece sí frente a quienes no respetan los protocolos, como no abrir una ventana para airear los ambientes o quien tiene mal colocado el barbijo», describe la CEO.

Algunas empresas hacen que sus empleados antivacunas firmen Declaraciones Juradas al volver a la oficina.


¿Dónde está el problema? En los trabajadores que están de licencia por ser grupo de riesgo (paciente inmunosuprimidos, embarazadas, personas con cáncer, entre otras) y que no quieren vacunarse. «Esta población representa entre un 20 y un 30% de la plantilla de las empresas, y afecta sus estructuras, y ellos sin vacunas no pueden retornar a sus puestos. Para este grupo es que hay que buscar una solución, porque con sus licencias impactan en los costos de las compañías», advierte Ávila.


Es importante destacar que en la Argentina no hay exigencia sobre estar vacunados para la contratación de personal, ni tampoco se pide un carnet de vacunación para la vuelta a la oficina. «Creemos que el vacío legal que se da con quienes forman el grupo de riesgo, es algo que hay que tener en cuenta, buscar un equilibrio en el que el Estado esté presente con una intervención», indica la CEO de Randstad.


Mirada científica

Por Rubén Solari, jefe del Servicio de Infectología del Centro Médico Integral Fitz Roy, «no hay una respuesta certera respecto a qué hacer con los trabajadores que eligen no vacunarse. Hay que tener en cuenta que la aplicación de la vacuna es opcional. En mi opinión, si bien existe un vacío legal, debería obligarse la presencialidad bajo la responsabilidad del trabajador».

Para los médicos, lo ideal sería volver con las dos dosis ya aplicadas.


Por otro lado, destaca Solari, existe una resolución de los Ministerios de Trabajo y Salud, mediante la que se habilita a los empleadores a convocar al retorno a la actividad presencial, a todos aquellos trabajadores que hayan recibido, al menos, 1 dosis de vacuna transcurridos los 14 días desde la inoculación.


«Sin embargo, frente a la llegada de las nuevas variantes, se debería reformular esta resolución. El empleador debería reclamar la presencialidad del trabajador después de recibir las 2 dosis de la vacuna, y luego transcurridos los 14 días de esta última», agrega Solari.


En el caso de la empresa Bionexo, ellos tuvieron ya un caso de un colaborador que expresó su voluntad de no querer vacunarse. «A partir de esa situación, consultamos con nuestros asesores letrados cómo debíamos proceder. Entonces, se estableció que los trabajadores convocados deben presentar constancia de la vacunación o expresar con carácter de Declaración Jurada los motivos por los que no pudieron acceder a la vacunación. En el caso que no quieran vacunarse por motivos de índole personal, deben actuar de buena fe y correr con los riesgos que tal decisión pueda ocasionar», detalla Germán Di Doménico, Country Manager de Bionexo Argentina.


Fuente: iProfesional